viernes, 3 de abril de 2009

Montag

Lunes.
Sus ojos negros reflejaban su mente en blanco, buscando una imagen que nunca aparecía.
Parecía que estaba mirando por la ventana, pero no era así, muchos sentimientos le recorrían la cabeza, pero se sentía ajena a todos ellos.
Todo el bar giraba a su alrededor, a esa altura, no sabia si estaba así por el amargo sabor del fracaso o por el alcohol que le hacia sentir frió en la panza y calor en el resto del cuerpo.
En un momento de debilidad relajo sus músculos y sintió como se empezaba a arquear desde la espalda, a tal punto que su cabeza golpeo el vaso de cerveza, que hacia horas estaba por la mitad, y termino pegando con la frente en el borde de la mesa.
Haciendo un gran esfuerzo, llevo su mano hacia el vaso, no para tomar, sino para sentir que todavía estaba en el mundo real, y que en este mundo todavía había algo que le serviría de consuelo. Un rato después, logro levantar la cabeza y se dio cuenta de que era de día.
Con la punta de la mesa marcada en la cabeza, el flequillo arremolinado y la pera sobre el antebrazo pensó que tenía que volver a su hogar. Pero todavía no sabia cual era su hogar, por lo pronto, lo único que tenía era el edificio físico que normalmente representa un hogar, esa era su casa.
Su casa era donde ella cada día al volver del trabajo se sentaba y observaba durante horas el único cuadro que tenia colgado en las cuatro paredes que constituían el living.
El vacío que le producía encontrarse sola en su casa, se veía reflejado en cada habitación , las cuales solo tenían los muebles necesarios como para poder llegar, tirar su ropa, ponerse otra y salir de nuevo.
Su casa no representaba esa utopía del hogar tibio y acogedor, relleno de afecto familiar. Sino representaban la soledad y la oscuridad que por el momento rellenaban su vida.
Martes.
No queres venir? Vamos a un bar after office.
No, gracias, tengo cosas que hacer.
La soledad ya no la dejaba relacionarse. Sus compañeros de trabajo no le caían bien, pero no hubiera sido malo ir con ellos.
Otra vez en el mismo bar. Su after office era siempre el mismo, cerveza y whisky. Sus días pasaban de a dos. Siempre se sentaba en la misma mesa. Siempre las mismas fantasías despierta. Y siempre el mismo final, ebria, sola y volviendo a casa, lamentándose por lo que podría haber sido.
Esta vez no se contento con llegar a su casa y mirar el mismo cuadro de siempre.
Abrió su cartuchera de cosméticos y se puso a dibujar las paredes sin formas concretas, y así dibujo toda la pared. Pero aun así se sentía mal, la casa todavía se sentía vacía.
Miércoles.
Queres venir a un bar after office?
Mmm...OK, hoy voy con ustedes.
Vas en tu auto o queres que te lleve?
No tengo auto, vivo cerca de acá así que no me hace falta.
En ese momento se dio cuenta de que su mundo se había reducido a cinco cuadras a la redonda de su casa. Sus fracasos no eran más que negaciones. Se había dejado de dar oportunidades. Su expresión se limitaba a atender un teléfono, ya no dibujaba como antes, ya no escribía, no cocinaba.
Vamos? Ey, estas bien?
Si, lo que pasa es que me acorde de que tenia una reunión, pero no importa, vamos al bar.
Que vas a pedir?
No sé, vos?
No se, una cerveza negra
OK, yo nunca había venido a este bar, pero esta lindo. Ustedes vienen siempre acá después del laburo?
Si, todos los días, y los viernes hablamos en ingles, no sabes lo bueno que esta, si queres veni este viernes, además así nos conocemos, y nos podemos llevar mejor en el horario de trabajo.
Que carajo hago yo hablando con esta forra de los pelotudos del trabajo? Se pregunto, pero aun así decidió darle otra chance, pelear contra su amargura, porque en todo este tiempo, esa misma amargura la había llevado a estar sola, lejos de su familia y sin amigos.
Dos horas después se fueron cada uno a sus casas.
En ese trabajo no había diferencias de sueldos, todos ganaban lo mismo y a todos les tomaba todo el DIA el trabajo, entonces, ¿cómo hacían todos estos idiotas para ser tan felices?
Se volvió directo a su casa, intentando esquivar su bar de todos los días. Llego y decidió ponerse a pintar, cosa que no hacia desde hace mucho tiempo.
Jueves.
Che, supongo que hoy también venís, no?
Si, vamos
Otra vez rodeada de gente, ese era su mal, tenía el poder de aislarse en pensamientos aun rodeada de gente. Ya no los escuchaba, ni los veía. Eran manchas que se movían mientras ella se volvía a hacer los mismos cuestionamientos de siempre.
Que vas a tomar? Le pregunto su compañera
Ah, disculpa me colgué, un whisky y un vaso de cerveza. Respondió sorprendida.
Su compañera la miro como esperando que le dijera que era un chiste, pero esa respuesta nunca llego.
Seis vasos de whisky y ocho de cerveza mas tarde, cada uno se fue para su lado, y lo único que logro comprobar hoy fue que sus compañeros de trabajo eran felices porque no se hacían ningún tipo de cuestionamiento. Les alcanzaba con un mercedes y un piso en plaza España para ser felices, pero no tenían aspiraciones profundas.
Coqueteaban con sus compañeras de trabajo, pero salían con chicas de 15 años.
Se volvió a casa. Otra vez sola, ebria, y sin ningún sentimiento de tener amigos o compañía siquiera.
Viernes.
Che, hoy nos juntamos a hablar ingles en el bar, venís? La misma compañera de todos los días.
No lograba entender porque era así, porque era tan simpática con ella, no sabia que buscaba.
Eh gringa, a mí pedime un whisky doble sin hielo, le dijo esta vez, sin esperar a que su hueca compañera le pregunte que iba a tomar.
Después del cuarto whisky empezó a hablar, a formar parte de la conversación de sus compañeros. Exponiendo temas que para ella tenían importancia, pero nadie tenia una respuesta sensata, nadie dejaba de hablar en ingles, y nadie le respondía con profundidad, todas la palabras que recibía eran totalmente llanas.
Ordeno otro whisky doble, se lo tomo de un solo trago y volvió a hacer el intento de encontrar una satisfacción, una motivación por la cual pertenecer a ese grupo de jóvenes exitosos, que solo tenían intereses materiales, pero no lo consiguió.
Un compañero de trabajo la miro a los ojos y le pregunto- ¿de que te sirve leer tanto, si al final llegas al trabajo, vendes un par de títulos, ganas tu comisión y te vas contenta igual?
Bajo la cabeza, resentida, porque esas palabras no eran malas de por si, sino que le habían sido dichas con una mala intención, puso una mano sobre la mesa, respiro profundo y aun así, no se podía contener, intento poner la otra mano sobre la mesa y no lo logro, porque se topo con un vaso de chopp.
En ese momento no sabia si seguir allí, no encontraba motivación. No sabía si era mejor quedarse con sus compañeros de trabajo a hablar de cosas sin sentido o irse al mismo bar al que recurría todos los días después del trabajo.
Ya no escuchaba a nadie, y las figuras de sus compañeros se veían borrosas, otra vez estaba en su mundo de cuestionamientos, solo que esta vez, al volver a la realidad, se encontró con burlas y risas dirigidas a ella. Agarro el vaso de chopp por la manija, le imprimió toda su fuerza y no lograba contenerse. Se tomo todo el contenido del vaso y aun así el fuego de la furia no se apagaba dentro de su ser. En ese momento llego el detonador, su compañero, sin saber de su estado iracundo, hizo una acotación indebida.
Anda Evita, si tanto te gusta la educación metete en la política.
Todo reventó, las paredes se veían rojas, las siluetas flameaban. Y sin control de sus acciones, se subió a la mesa y golpeo a su compañero con el vaso.
En ese momento, comprendió porque siempre terminaba sola en el bar de siempre. No necesitaba compañía, tampoco necesitaba ser cuestionada, necesitaba estar bien con sigo misma. Así que levanto sus cosas y se fue al bar de siempre, a esperar a que el día la atrape y que el alcohol la llene de dudas, porque así era su vida, eso era en lo que ella la había convertido. Y así, otra vez con la mesa marcada en la frente y el flequillo remolinado, volvió a su casa, con muchas dudas, pero con una seguridad, su soledad no se debía a los otros, su soledad era su seguridad de que no necesitaba a nadie.
Continuara maybe.....