martes, 13 de agosto de 2013

un flequillo, dos coronas y el milagro de dos ojos marrones que te alumbran para donde no tenes que ir

Si se tratara de eso
y solo eso.
De arrancarse la piel
con otra persona en frente,
viéndolo a uno.
Si de eso se tratara,
yo ya estaría muerto.
Porque ya me la arranque,
en primera instancia;
y porque ya no tengo a nadie en frente,
en segunda.

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Cuando esté domingo,
 o el día que sea te coma el alma,
pensá en mi.
Cuando estés sola
y sientas que no te queda nada,
por favor, pensá en mi.
Que estoy lejos y loco,
pero estoy.
Sigo.
Cuando sea invierno
y no te depiles las piernas
pensando en que el joggin sabe ocultar,
sabé que entre la pierna y el joggin
estoy yo,
y estaré siempre.
Cuando estés por dormir
con la remera de campaña comunista, 
a punto de apagarte
para no arder,
pensá que mas cerca o mas lejos,
yo también pongo la cabeza en la almohada.

Y que de un tiempo a esta parte;
todo eso es elección tuya.


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Por lo nocivo que soy,
sigue siendo negocio el presente.
Por todo esto,
es mas negocio estar lejos,
y de algun modo me pone contento,
por vos,
que lo logras todo el tiempo,
y brillas como nunca,
cada vez que te cruzo,
cada vez mas.
Y revalsas de alegría,
y hasta la piel te grita lo genial que sos.
Y yo sigo siendo yo,
Entonces y ahora.

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Cualquiera puede leer esto,
y opinar y pensar;
y hasta decir.
Pero fuera!
Fuera toda la gente que no es vos,
y la que no soy yo.
Porque están fuera del dibujo.
Por mas caduco y patético,
no son parte.

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Cuando decida dedicar mi vida a algo, va a ser a vos, que sos un sol en alguien; que sos más que 6000 toneladas de carbón ardiendo por minuto.
Que opacas las luces de las vegas, y sembras envidia sin querer por donde pasas.
Que ni la vida me alcanza para terminar de mirarte.
Cuando decida morirme, quiero que sea por vos, y no por ninguna amargura sin sentido que no llena ninguna vida, y flota en el universo sin sentido.
Y cuando los pantalones me queden cortos, y el tiempo se me escurra entre las manos, sabiendo la vida finita, me quiero saber a tu lado, con las únicas ganas de morir de dejarle toda la vida a una generación de las de más adelante.

Algún día te voy a decir todo esto, y ni los calambres te van a parar del modo en que vas a correr de mí, del susto y el espanto; porque desgraciadamente, 

ya me conoces.