De esos ojos marrones,
No me olvido
Y lo redondeado
Y lo transparente
De la enfermedad al fondo
Del daño que les hice
Tampoco me olvido
Pero me perdono,
Y negocio cada día conmigo mismo
Para conseguir una amnistía.
Estoy lleno de remolinos y olas
Y recuerdos y puñaladas
La mayoría de todos
Fueron de terceros
Nunca hubo segunda oportunidad
De nada.
Y ahora, con la soga al cuello
Las costillas a la vista
Y un banquito que se tambalea
Se me ocurre repensar
Como si cambiara las cosas
Como si el tiempo pudiera coimearse
Como si los milagros fueran accesibles.
No va a haber luz al final del túnel,
No para mí
Que transité de punta a punta
Por curiosidad
Y con desapego
Con desprecio por todo
Y todos
Y los eché
Y los culpé de irse
Semejante acto
Solo se paga de un modo
Y es haciendo caso.
De costumbres se mueren
Los tipos esos, rudos
Con piel de cascara de árbol
Y amarillos de cigarros.
De costumbre se mueren,
Por no saber cambiar.
De todas las cosas que tuve
Y regalé
Ninguna me duele
Ni el buzo verde
Ni el cajón azul
Ni el pantalón de corderoy marrón
Ni el tiempo.
Yo solo esperaba
Que alguien viniera
Y me explique
Cómo es que funciono.
Espero no ser más
Que un montón
De buenos gestos.