Recién echado en mi cama,
en la cama de la soledad misma
te digo: te entiendo.
Te entiendo de todos los costados,
pero me duelen otras mujeres
que no son vos.
Y esa es sinceridad absoluta.
Yo se que la felicidad anda por allá,
pero estoy acá,
y voy a vivir desde acá
con lo que valga y cueste.
Mi vida y tantas otras.
No le temo a ninguna poesía,
ni a la que me salga la vida.