Seis de la tarde, salí del trabajo como casi todos los días.
No tenía ni cospeles ni apuro, así que empecé a caminar con
la idea de tomarme el bondi en ciudad universitaria; no estaba tan lejos y me
venia bien el paseo, para despejarme un poco.
Trabajaba en la misma constructora hacía cinco años, y la
verdad, ya me aburría profundamente ese trabajo. Llegaba temprano, abría el portón,
anotaba la asistencia y ya está. Si me iba de bares, simplemente iba del bar al trabajo, y dormía lo que podía en el auto. Había un tipo, Rodriguez, que era el encargado de despertarme cuando eso sucedía.
El resto del día me lo pasaba casi al pedo, con
pequeñas cosas para hacer; así que salia cansado de no hacer nada, pero de estar
en cautiverio.
Ese día, un 8 de Julio, me habían pedido que vaya a trabajar
al día siguiente, porque aparentemente yo era un tipo de confiar para la
empresa, y además así dividíamos un poco el esfuerzo entre mi jefe y yo.
Ellos nunca calcularon que yo soy una persona que se aburre fácil,
y con la misma facilidad encuentro la diversión.
Llegué a ciudad universitaria, pero como la mayoría de los
estudiantes no estaban por ser vacaciones de julio, el quiosco estaba tan
cerrado como podía.
Ya llevaba más de diez cuadras caminadas, y estaba bastante
abrigado, me atacó la sed.
Ya casi llegaba a la zona de los bares, me separaban otras
diez cuadras. Pero lo que yo quería era un cospel para pagar el colectivo y así
volver a casa.
Pensé y pensé mientras caminaba; a medida que se sucedían
los quioscos, me daba cuenta de que el destino estaba marcado, me estaba yendo
para el bar, uno que tenia un amigo.
Al llegar me di con la sorpresa, no solo de que mi amigo no
estaba, sino que recién estaban abriendo, es decir, quedarme ahí podría
significar trabajo. Trabajo y cerveza caliente, ya que las heladeras estaban enchufadas
hacía minutos.
Saludé y me fui, como quien pasa por la puerta de la verdulería
y sacude la mano casi sin mirar para adentro, pero aterricé en el bar del lado,
porque me cruce a una chica; una chica con historia.
Ella me saludó y me preguntó a donde iba, yo le dije que a
cualquier lado a donde hubiera una cerveza. Sin dejar de mirarme giró el cuerpo,
con el brazo un poco levantado y me dijo: -estoy con unos amigos, entrá y nos
tomamos una más.
Resultó ser que los amigos eran bastante graciosos, por lo jóvenes,
por lo naif o no se qué, pero me quedé, y esa una se transformo en varias, y
cuando te vas salteando dos comidas, el resultado de varias no es el esperado;
por lo menos no lo fue en mi caso.
Después de eso, los recuerdos que tengo de la noche son
pocos. Otro bar, un vaso de whiskey, un auto andando y nada mas.
Lo que sí recuerdo, es la mañana.
Me despertó
Bonnie Tyler, It´s a Heartache. Fue como un golpe, la luz, la
resaca, el mareo; y el no entender en absoluto lo que pasaba. Todo ello en cuestión
de segundos. Hasta que la encontré.
Bonnie no estaba allí, no. El sonido venía de un teléfono celular que
sonaba en una mesa de luz (que no era la mía) que estaba justo a mi lado. En la
pantalla del teléfono salía el nombre de quien estaba llamando, era un tipo, y la cosa se ponía
cada vez más interesante.
Me moví un poco y sentí, por el roce de las sabanas, que no estaba vestido. Al mirar un poco la habitación todo encajó, el nombre del tipo y el lugar. Ya sabía quien era la que estaba a mi lado, o por lo menos podía apostar a ello.
Entendí instantáneamente que
no debía estar ahí, que tenia que irme lo antes posible, y si se podía,
disimuladamente.
Lo veía todo muy difícil, así que junté coraje y la desperté.
Ella apagó el teléfono y me llamó un taxi.
Ese día llegue una hora y media tarde al trabajo, y probablemente perdí la confianza de la empresa. Pero desde
aquella vez, cada vez que escucho a Bonnie, con su voz gastada de tanta noche,
no puedo evitar que una pequeña sonrisa se me dibuje en la cara.